Es Violencia Machista

La prostitución #EsViolenciaMachista

La prostitución normaliza el consumo sexual de los cuerpos de mujeres como objetos al servicio del deseo violento de los hombres.

La prostitución tiene consecuencias físicas y psicológicas terribles para las mujeres prostituidas, que sufren estrés postraumático, depresión e ideaciones suicidas similares a las víctimas de tortura.

La prostitución envía un mensaje social muy potente a los hombres de que el deseo de las mujeres es irrelevante y nos desiguala a todas a nivel simbólico. No habrá una sociedad con relaciones libres e igualitarias entre hombres y mujeres mientras sea posible la violación de una mujer a cambio de un billete.

La prostitución es un negocio criminal global que enriquece a las redes proxenetas y sus cómplices utilizando a las mujeres más pobres del mundo.

El feminismo lucha por la abolición de la esclavitud sexual que es la prostitución.

La pornografía #EsViolenciaMachista

La pornografía es el principal mecanismo de propaganda de la industria de la explotación sexual y una escuela de violencia machista.

La pornografía, como la prostitución, se basa en la violencia sexual contra las mujeres. La mayoría de vídeos subidos a internet son delictivos o directamente violaciones y las mujeres de esta industria criminal explican episodios sistemáticos de abusos, vejaciones y agresiones.

La pornografía es una puerta de entrada a la prostitución. A través de plataformas y redes sociales las chicas jóvenes son captadas por redes proxenetas que las atrapan y explotan sexualmente.

La pornografía erotiza la violencia sexual contra las mujeres y educa a los chicos y hombres no sólo a normalizarla sino también a excitarse con ella, haciendo que cada vez más chicos lleven a cabo prácticas sexuales violentas con sus parejas o con chicas de su entorno.

El feminismo lucha por erradicar la propaganda proxeneta que es la pornografía.

La gestación subrogada #EsViolenciaMachista

La gestación subrogada se basa en la explotación reproductiva de una mujer pobre para que produzca una criatura por encargo que le será arrebatada nada más nacer y vendida a unos compradores.

La gestación subrogada es una violación de los derechos humanos más elementales de las madres de alquiler. El control físico al que se les somete por contrato es una invasión inaceptable de su autonomía corporal, y el maltrato psicológico que reciben para disociarse emocionalmente de la criatura equivale a la tortura.

La gestación subrogada es una práctica de compraventa de personas. Los bebés recién nacidos tienen derecho a permanecer en contacto con sus madres y a no ser comprados y entregados a personas que no conocen.

La gestación subrogada es una mercantilización de los cuerpos de las mujeres y de sus procesos fisiológicos, que concibe a las mujeres como meras máquinas incubadoras al servicio del mercado global de la vida.

El feminismo exige la abolición de la explotación reproductiva de las mujeres que supone la gestación subrogada.

El transgenerismo #EsViolenciaMachista

El transgenerismo se basa en la idea de que el sexo de las personas puede cambiarse y adaptarse con intervenciones médicas y quirúrgicas a una identidad basada en estereotipos sexistas.

El transgenerismo es un torpedo posmoderno en la línea de flotación del feminismo. Resignifica el género, que el feminismo teoriza como estructura cultural de opresión y naturalización de la diferencia entre hombres y mujeres, convirtiéndolo en una identidad individual. Resignifica el sexo no como una realidad biológica, sino como una construcción social basada en el género. De esta forma, niega la base de la opresión de las mujeres y define a las mujeres a través del patriarcado.

El transgenerismo se está extendiendo a través de la cultura y la educación introduciendo ideas anticientíficas en criaturas vulnerables e induciendo a chicas jóvenes a rechazar su cuerpo sexuado y hormonarse y mutilarse con intervenciones médicas irreversibles.

El transgenerismo utiliza lenguaje deshumanizador que borra a las mujeres con expresiones como «personas con vagina» o «útero-portantes» que nos reduce a partes de nuestros cuerpos para satisfacer los deseos narcisistas de un grupo reducido de hombres.

El feminismo exige la derogación de las leyes trans, que son misóginas, homófobas y peligrosas para la infancia, la adolescencia y las mujeres.