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La relación del Mobile World Congress con la prostitución

Feministes de Catalunya hemos organizado este lunes 27 de febrero una acción de denuncia y protesta en las puertas del Mobile World Congress (MWC). El congreso de telefonía móvil, que se celebra anualmente en Barcelona, atrae a un gran número de empresas multinacionales y a sus altos ejecutivos, que durante esta semana contribuyen a aumentar significativamente la demanda de prostitución en la ciudad. Para satisfacerla, las redes proxenetas traen a mujeres de toda España.

Este año 2023, el MWC tiene lugar del 27 de febrero al 2 de marzo. Se calcula que este evento de alcance mundial reunirá a más de 80.000 congresistas y a más de 2.000 empresas de 200 países de todo el mundo. Gracias al MWC se generan 13.000 empleos temporales y una contratación directa de 100.000 personas. Sumado todo se calcula que el MWC aporta unos 400 millones de euros a la ciudad. En la feria está previsto que participen las empresas más punteras en tecnología, empresas de telefonía móvil como Telefónica, Vodafone, Nokia o Ericsson, grandes consultoras como Deloitte y Ernst & Young, compañías de streaming como Netflix, empresas de finanzas tecnológicas, startups e incluso del Fútbol Club Barcelona.
Durante estos días, Barcelona se convierte en la capital mundial del móvil. Pero no solo. Junto con sus restaurantes, bares y tiendas de moda, y su fachada cultural y cosmopolita, también se suman a la oferta turística los prostíbulos, locales de alterne, centros de masajes y pisos burdeles para dar la bienvenida a los altos ejecutivos de estas empresas. Se sabe que un altísimo porcentaje de los ejecutivos de entre 35 y 50 años que visitarán este año el MWC recurrirán a la prostitución. El Congreso, cuyos asistentes y ponentes son mayoritariamente hombres, está estrechamente vinculado a la explotación sexual, que durante los días ve aumentar su negocio alrededor de un 30%.

La explotación sexual es un negocio muy lucrativo. Se calcula que el coste para un tratante de introducir en España a una mujer es de apenas 2.000 euros mientras que la víctima puede reportarle a partir de 50.000 euros anuales, sin incluir la posible venta de la mujer explotada a otro tratante. Y no solo ganan estos tratantes. Durante el MWC, flotas de taxistas y empresas de transporte privado reciben listas de los locales de moda en la zona alta de la ciudad, burdeles que les remunerarán con una comisión a cambio de llevarles los clientes directos del MWC para seguir la fiesta o cerrar algún negocio. Se calcula que la prostitución mueve más de 5 millones de euros al día en España.

Pero lo que los hombres ven como diversión y Barcelona ve como un negocio rentable, para las mujeres prostituidas es un infierno. Las consecuencias físicas y psíquicas de la prostitución en las mujeres son devastadoras: desde enfermedades de transmisión sexual hasta desgarros vaginales y anales, la violencia y el riesgo son constantes y la adicción al alcohol y a las drogas para soportarlo es común. Muchas de las mujeres son migrantes pobres, forzadas a la tortura de ser penetradas por boca, vagina y ano por 20 desconocidos al día para satisfacer las deudas que tienen con la mafia proxeneta. Un altísimo porcentaje de las supervivientes de este sistema criminal y violento sufren de estrés postraumático, depresión crónica e ideaciones suicidas.
Desde la desregulación de los prostíbulos en 2002, Cataluña se ha convertido en uno de los principales destinos del turismo de explotación sexual en Europa. Lamentablemente, la marca Barcelona que cotiza en el MWC es sinónimo de prostitución. Este turismo de congresos empresariales fomenta un modelo de ocio masculino que normaliza la violencia contra las mujeres. Además, el sistema prostitucional está estrechamente vinculado a otros negocios criminales, como la trata de personas y la venta de drogas y armas. Si Barcelona se quiere reivindicar como capital abierta y cosmopolita, debe desterrar los negocios que se lucran a costa de la salud, la integridad sexual y la dignidad de las mujeres.