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¿Por qué las feministas estamos en contra de la llamada ley trans?

Consulta los borradores de los proyectos de ley del Ministerio de Igualdad aquí:

¿Por qué las feministas estamos en contra de la llamada ley trans? ¿Por qué “perdemos” el tiempo hablando de la ley Trans y del movimiento Queer? Justamente porque el borrador de la ley Trans incluye todas las terribles consecuencias que llevamos advirtiendo desde hace tiempo las feministas. 

Muchas preferiríamos estar luchando por la liberación de la mujer de la opresión patriarcal, como ha venido haciendo el movimiento feminista desde hace 300 años. Pero en estos momentos no nos podemos permitir un retroceso jurídico y legal que vulnere los derechos de las mujeres y de la infancia de una manera tan flagrante. Esta lucha también es nuestra y no podemos quedarnos de brazos cruzados mientras nos borran y nos silencian.

Un riesgo de retroceso en los derechos de las mujeres

Las feministas estamos radicalmente en contra del proyecto de ley trans y de toda legislación que incorpore la ideología de la identidad de género que se está instalando en nuestro ordenamiento jurídico por las puertas de atrás de los parlamentos autonómicos en los últimos cinco años, sin información ni debate público, con consecuencias nefastas para las mujeres y los menores. 

La propuesta de ley trans nos sitúa ante el mayor riesgo de retroceso en los derechos de las mujeres en los últimos cuarenta años, como sucedió con la dictadura franquista después de la II República. Esta vez, los responsables serán los partidos políticos que dicen defender la igualdad real y efectiva entre ambos sexos pero que están cediendo ante las presiones del lobby transactivista internacional, con el apoyo de grandes corporaciones y de la industria fármaco-médica. 

La ideología de la identidad de género es anticientífica y, en sintonía con los valores individualistas neoliberales, considera que ser mujer es un sentimiento y que cualquier hombre que lo desee deberá ser reconocido como mujer si así se declara, sin ninguna clase de control médico, psicológico, ni de edad, a todos los efectos legales, y sin filtro jurídico para evitar el fraude de ley. Esto supone una grave amenaza para las mujeres.

En los países que han introducido esta legislación se constata con horror sus efectos: si se es mujer solo con declararlo, las leyes promulgadas para defender nuestros derechos ante las desigualdades persistentes entre mujeres y hombres dejan de tener sentido. Las estadísticas sobre violencia machista, brecha salarial, etc., no serán fiables. Los hombres autodeclarados mujeres tendrán acceso a las ayudas que apoyan nuestra promoción en todos los campos. Con la aplicación de esta ley se destruye también el deporte femenino y se eliminan espacios seguros para mujeres por considerarse “excluyentes”. 

El desastre es mayúsculo en el caso de las y los menores, por los daños irreversibles que conlleva: se introduce desde las escuelas que existen “identidades de género sentidas” dentro de un espectro que refuerza estereotipos sexistas tradicionales y que mutilar y hormonar el cuerpo de por vida es un derecho. Por todo ello, la ley trans es totalmente inaceptable.

Basado en el escrito de Sílvia Carrasco publicado en La Vanguardia.

¿A quiénes beneficia esta ley? ¿Y cómo puede ser que legislar unas leyes para un colectivo indefinido sea más prioritario que legislar unas leyes seguras para las mujeres que somos la mitad de la población?