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Las feministas tomamos las calles de Barcelona bajo el lema “El feminismo da la cara”

El sábado 22 de octubre de 2022 una manifestación feminista recorrió las calles del centro de Barcelona, desde la plaza de la Universitat hasta la plaza de Sant Jaume. Una manifestación importante dentro del marco político que esta viviendo el movimiento feminista en estos momentos, no solo porque se trata de la segunda manifestación autoorganizada por mujeres en el Estado español sin instituciones, partidos políticos ni sindicatos (la primera se realizó el 23 de octubre de 2021 en Madrid), sino también porque incidía en la abolición de la prostitución, la violencia patriarcal en contextos islámicos y las reivindicaciones de las feministas contra la mal llamada “Ley Trans”.

Según la organización, más de 3.000 mujeres acudimos a la cita en Barcelona. Acudieron mujeres desde diferentes puntos de Catalunya y también mujeres que vinieron de diversos lugares del Estado español, cada una de ellas pagando sus propios gastos de viaje y de estancia: Galicia, Aragón, Canarias, Valencia, Asturias, Madrid, Extremadura, Andalucía… Sorprendentemente, las cifras oficiales (Guardia Urbana de Barcelona) señalan que hubo 400 manifestantes: una cifra difícil de creer si tenemos en cuenta que solamente el autobús fletado por las feministas del País Valencià (Front Abolicionista y Espai Figa) llevó a Barcelona a más de 70 mujeres y que las mujeres integradas en Feministes de Catalunya somos un centenar. 

La manifestación recorrió algunas calles del centro de Barcelona durante dos horas y media, desde las 12h hasta las 14.30h, acabando en la plaza de Sant Jaume en la que se hallan los edificios de la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona, donde se leyó el manifiesto de la “La fuerza de las mujeres” en castellano, catalán y árabe.

Durante el recorrido no dejaron de oírse proclamas referidas a la agenda feminista: abolición de la explotación sexual, abolición de la pornografía, abolición del género y de la explotación reproductiva. 

La elección de centrar la manifestación principalmente en la abolición de la prostitución está estrechamente relacionada con la ciudad en la que se desarrolló la protesta. Barcelona es actualmente un referente nacional e internacional en explotación sexual de mujeres: la ciudad se ha convertido en la capital del turismo sexual del sur de Europa gracias a la laxitud y permisividad de las administraciones (estatal, autonómica y, sobre todo, local).

Por lo que respecta a la defensa de la laicidad, la manifestación del pasado sábado aglutinó por primera vez en la historia del feminismo español a colectivos de mujeres provenientes de contextos islámicos que son críticas tanto con el relativismo cultural vigente en las sociedades occidentales (aceptación del velo y de la opresión de las mujeres por considerarlos identitarios y culturales) como con el proceso de radicalización del Islam especialmente en el seno de las sociedades abiertas de Europa en los últimos 30 años. Estas mujeres fueron sin duda el punto de la manifestación que captó mayor atención: en primer lugar porque se trataba de la primera vez que se unían como colectivo a una manifestación feminista y en segundo porque que tuvieron que tapar sus caras con máscaras por temor a represalias a nivel personal, familiar y público.

Aunque la abolición de la prostitución y la defensa de la laicidad eran los puntos esenciales de la manifestación también se oyeron incesantemente otras reclamaciones que son de primera importancia en la agenda feminista, como la oposición a las leyes de libre autodeterminación del sexo (mal llamadas “leyes trans”) y la denuncia del aumento de la violencia machista y de los feminicidios, un aumento que responde, entre otros factores, a la falta de cumplimiento de la Ley de Violencia de Género y al descenso de la inversión económica en políticas de igualdad, debido a la dejadez del Ministerio de Irene Montero y sus prioridades, que no incluyen la lucha por la eliminación de la discriminación estructural de las mujeres.

Otro de los puntos a destacar es el del perfil intergeneracional de las asistentes cuyas edades oscilaban entre los 18 y los 80 años, y la presencia de feministas de larga y reconocida trayectoria al lado de mujeres muy jóvenes que proclaman y defienden la agenda feminista y el feminismo radical (radical: de raíz, que va a la raíz del problema de la desigualdad estructural entre mujeres y hombres).

En la manifestación, que en todo momento transcurrió sin incidentes, se vivieron momentos emocionantes pues al acto se unían mujeres de forma espontánea desde los balcones (incluso las de una residencia geriátrica desde donde fuimos vitoreadas), desde las tiendas y hasta turistas y visitantes de la ciudad que, en cuanto supieron los motivos del acto, no dudaron en integrarse en la marcha.

En definitiva, el pasado sábado 22 las mujeres demostramos nuestra sobrada capacidad de autoorganización y de respuesta frente a los envites de la reacción patriarcal a la conquista de nuestros derechos (que, recordemos, están basados en el sexo).

Estamos y estaremos unidas para luchar por nosotras, por nuestras hijas e hijos y por las que ya no están, frente a quienes, desde los lobbies económicos o desde las instituciones públicas y el poder político, pretendan arrebatarnos los derechos que tantos años ha costado conseguir.

Escrito por Maria Jesús (Xusa) Ortega Pérez