El 25 de noviembre se conmemora en todo el mundo el día internacional por la eliminación de la violencia contra las mujeres.
Las feministas salimos a la calle con indignación, rabia y dolor, para denunciar la situación insostenible de violencia machista que sufrimos las mujeres y exigir que sea considerada un problema de Estado. Que ninguna administración se lave las manos, ni el gobierno de Madrid ni el gobierno de Catalunya, que se llenan la boca con declaraciones, mientras nos siguen matando, violando, explotando, sexualizando, cosificando y borrando sin límites.
Durante la pandemia, ha habido un aumento espectacular del 160% de las llamadas al 016 relacionadas con el maltrato a las mujeres. Todo ello sumado al impacto en la precarización de los trabajos esenciales más expuestos en la Covid-19, que hacemos las mujeres, mal pagados y a menudo en situación más irregular, y también sumado a las cargas familiares y las tareas de cuidado que asumimos las mujeres de forma desproporcionada.
Desde Feministas de Cataluña constatamos cada semana que las agresiones machistas contra las mujeres no paran. En lo que va de año, en España han sido asesinadas más de 70 mujeres por parte de sus parejas o ex parejas en la mayoría de los casos. Un doloroso recuento de crímenes, violaciones y abusos contra las mujeres con lo que tenemos que vivir todos los días. La violencia sexual sigue en aumento en toda España, y en especial en Cataluña, donde más violaciones se cometen proporcionalmente en todo el país.
Como sociedad, seguimos normalizando la cultura de los crímenes machistas, producto de una estructura social que violenta a las mujeres en todos los aspectos de su vida. Y el único factor de riesgo para sufrirlo es haber nacido con el sexo femenino.
La violencia contra las mujeres no es una epidemia, ni una fatalidad de causas desconocidas, ni la ejercen hombres enfermos. Es una manera de mantener un orden social en el que los hombres se creen en posesión de las mujeres y en el derecho a explotarlas de múltiples formas, a utilizarlas sexualmente, sin considerarlas personas de pleno derecho ni sus iguales. La violencia contra las mujeres se aprende, especialmente durante la infancia y la adolescencia.
De hecho, la violencia sexual está aumentando entre menores de edad y por Internet. En 2020, los casos de acoso sexual de menores por Internet aumentaron un 55% respecto a 2019, y un 175% respecto a 2018. Una de cada diez chicas de entre 14 y 29 años han recibido algún mensaje sexualmente explícito o insinuaciones ofensivas. El 90% de las víctimas de la llamada “venganza pornográfica” son mujeres. Las redes sociales han contribuido de forma decisiva a amplificar todas estas tendencias, con un contenido audiovisual pornificado que transmite la idea de que la sexualidad es el principal valor de las chicas.
La violencia sexual está relacionada con el consumo de pornografía. La pornografía es la industria audiovisual de la violencia sexual, y actúa como un dispositivo que socializa a los consumidores en relaciones sexuales violentas y misóginas. En 2019, la Fiscalía General del Estado detectó un aumento alarmante de la violencia sexual perpetrada por menores inimputables, menores de 14 años, fruto del consumo de pornografía entre adolescentes y preadolescentes.
Las webs pornográficas incluyen vídeos de agresiones sexuales y toda clase de contenido violento, llegando a niños cada vez más pequeños, desde los 8 años, siendo la única fuente de aprendizaje de la sexualidad, centrada únicamente en el deseo y el placer masculino .
En el tiempo de ocio, la violencia sexual sigue presente, y observamos con impotencia que no tiene lugar una fiesta mayor sin agresiones sexuales. O una noche cualquiera en un bar o discoteca, como hemos visto con la reciente ola de denuncias de mujeres que han sido drogadas y violadas por sumisión química. También van en aumento las denuncias de violaciones en grupo.
En definitiva, la violencia sexual es un elemento disciplinador que a las mujeres nos impide vivir nuestra sexualidad libremente, sin temor a sufrir agresiones o represalias.
Pese a que la pornografía es un elemento primordial para entender el aumento de la violencia contra las mujeres, no se contempla en la reforma que aprobó hace un año el Parlamento de Cataluña de la ley que lleva por nombre Del Derecho de las Mujeres a Erradicar la Violencia Machista.
Además, ni en Cataluña ni en el resto del Estado se contabiliza como víctimas de violencia machista a las mujeres prostituidas asesinadas. Ni que la prostitución sea una de las formas más sistemáticas y crueles de violencia organizada contra las mujeres, que capta a chicas jóvenes empobrecidas de todo el mundo para convertirlas en esclavas sexuales. Cualquier forma de explotación sexual es incompatible con la igualdad y la democracia, y envía el mensaje de que las mujeres no somos ciudadanas libres e iguales, sino objetos a disposición de los hombres. Esto tampoco no se contempla en la ley. Así pues, un año después, constatamos que teníamos razón: la nueva ley es una burla.
Feministas de Catalunya, con el apoyo de muchas otras organizaciones catalanas y del resto del Estado, como la Confluencia Movimiento Feminista que reúne a más de 60 organizaciones, nos encontramos hoy en la Plaza Sant Jaume de Barcelona, como hemos venido haciendo en diferentes localidades del territorio, para mostrar nuestro dolor y nuestra indignación frente al terrorismo machista que nos impide vivir como seres humanos libres e iguales.
Pero también nos encontramos aquí para exigir explicaciones sobre por qué no funciona el Pacto de Estado contra la Violencia Machista, para saber en qué se gastan sus fondos, por qué se desvían los recursos destinados a la prevención ya la reparación de las mujeres a cuestiones no relacionadas con la opresión por razón de sexo.
Por todo lo expuesto, desde el movimiento feminista denunciamos que la violencia machista no sea objeto de una alarma social de primer orden, ni se considere una emergencia que amenaza la democracia y, por todo ello, llamamos a la movilización: A FAVOR DE LA AGENDA FEMINISTA.
Exigimos al gobierno catalán, al gobierno español, a los ayuntamientos y a la sociedad civil que se impliquen de una vez por todas en la prevención, la denuncia y la erradicación de toda forma de violencia contra las mujeres.
¡Basta! Basta de terrorismo machista, ni una más, ni una menos, decimos basta a la todas las formas de violencia contra las mujeres, basta de explotación, basta de estereotipos de género, por la abolición de la prostitución y de la pornografía!
ESTAMOS #HARTAS