El jueves 19 de noviembre, la escritora y activista feminista Gemma Lienas nos brindó un magnífico repaso histórico y generacional repleto de pruebas que sustentan la tesis de su última obra, Derechos frágiles. Autobiografía de una generación de mujeres, recientemente publicada en castellano por Octaedro y en catalán por Edicions 62.
A lo largo de la conferencia, la autora fue desgranando las prácticas culturales, las ideologías y las leyes que han ido constriñendo las vidas de las mujeres en la sociedad española desde los años 50. Recordó las luchas por recuperar los derechos brevemente disfrutados durante la II República que el franquismo y la iglesia católica eliminaron, las dificultades y la lentitud de los avances durante la transición… hasta llegar a una constatación escalofriante: quizá el siglo XXI, en el que las feministas del siglo XX confiaron porque parecía incuestionable que acabaría imponiéndose la razón, no sea finalmente el siglo de las mujeres, ya que el neoliberalismo y la posmodernidad se han propuesto atacar nuestros derechos desde todos los frentes. Unos derechos que parecen más frágiles que nunca en las últimas décadas, incluido el intento de desdibujar a las mujeres como sujeto político del feminismo, lo que constituye la prueba empírica de la advertencia premonitoria de Simone de Beauvoir: “No olvidéis nunca que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres se cuestionen. Estos derechos nunca se dan por adquiridos. Debéis permanecer alerta durante toda vuestra vida”.
Marina Pibernat Vila, la encargada de presentar a nuestra conferenciante, destacó que varias generaciones de jóvenes y adolescentes han crecido con los libros de Gemma Lienas y gracias a esta lectura han adoptado las gafas moradas para mirar el mundo.
Gemma Lienas desempeñó múltiples trabajos relacionados con la infancia con necesidades educativas especiales, fue profesora de lengua y literatura, y finalmente se incorporó al mundo editorial y se convirtió en una prolífica escritora, es autora de libros que señalan los problemas sociales desde los ojos infantiles y juveniles, y de obras de ficción y no ficción para adultos, como su último libro, Derechos frágiles. Autobiografía de una generación de mujeres.
La conferencia se dividió en tres partes, que corresponden también a las tres etapas vitales e históricas en las que se abordan los derechos de las mujeres en la obra. Su mirada retrospectiva reflexiona desde las diferentes edades de la autora en los contextos en los que le tocó vivir, desde el franquismo hasta la actualidad. Este ejercicio constituye una lección magistral de acercamiento de toda su experiencia y la de las mujeres de diversas generaciones a los retos que debemos enfrentar las feministas de todas las edades ahora, un momento insólito en el que parece que la izquierda no comprende el significado y el alcance de lo que está ocurriendo. Gemma Lienas habla de la existencia de una misoginia organizada.
En el punto de partida, la alianza ya señalada entre el franquismo y la iglesia católica, el valor central que sustentó la reducción y la consagración de la mujer a ser madre y a cuidar fue la abnegación, la renuncia a sí misma. Toda la cultura popular apuntaba en la misma dirección: el sometimiento y la demonización de las mujeres con carácter y pensamiento propio, como fierecillas a domar, actualizando a Shakespeare para sus planes. El cuerpo de la mujer estaba tan sometido como su mente, sufriendo la dominación y la subordinación también a través de marcadores como pañuelos, fajas, mangas o largos de faldas. La figura central era el jefe de familia, propietario de los bienes, si los había, y siempre con capacidad casi absoluta para decidir sobre las vidas de los suyos. La desobediencia de las mujeres era gravemente penalizada, las leyes revelaban que estaba en manos de los hombres de su familia en todos los aspectos de su vida.
Además, las mujeres trabajadoras eran tratadas como obreras de segunda, con mayor vulnerabilidad frente a los ya precarios derechos laborales de los varones. Los consultorios sentimentales radiofónicos se encargaban de trasladar a las mujeres la culpa de las desgracias vitales sufridas por ellas, como la violencia machista, negada legalmente, a lo que contribuía la prensa franquista abundando en ideas como el “crimen pasional”, entre otras.
Teniendo en cuenta la negación absoluta de la sexualidad de la mujer y la concepción radicalmente distinta de la sexualidad de hombres y mujeres, no sorprende que Franco ya legalizara de facto la prostitución por las “necesidades masculinas”, como defienden ahora paradójicamente algunas autodenominadas feministas. Resulta especialmente preocupante, se lamenta Gemma Lienas, constatar cómo las vidas de las mujeres, especialmente de las mujeres de las clases populares de esa época, carecen de documentos, fotografías y objetos materiales que acrediten sus condiciones de existencia, algo fundamental para construir nuestra memoria.
En la segunda etapa analizada, entre 1975 y 2000, se produjeron cambios clave: aumentó la tasa de actividad femenina y su formación en todos los campos, al tiempo que disminuía la natalidad. Sin embargo, los valores sociales persistían. Con el inicio de la transición hacia la democracia y las primeras elecciones, Gemma Lienas recuerda la importancia trascendental de las 21 mujeres que fueron elegidas, a pesar de que se habla solo de los “padres de la Constitución Española”, porque gracias a ellas se introdujo la igualdad entre hombres y mujeres a todos los efectos a través del Artículo 14, aunque todavía siguieron negados muchos derechos y la transformación del marco jurídico heredado del franquismo fue muy lenta. Todavía sin ley del divorcio, con el adulterio femenino penalizado, sin derechos reproductivos… Por ejemplo, hasta la segunda mitad de los 80 y a pocos años del siglo XXI, ¡la violación aún se consideraba un delito contra la honestidad de la mujer y no contra su libertad sexual!
Nuestra escritora señala cómo el trágico asesinato de Ana Orantes a manos de su exmarido poco después de exponer esta en TV su larga historia de sufrimiento fue un detonante en el cambio de mentalidad de la sociedad española ante la violencia machista. Cabe denunciar que hoy en día, con más asesinatos de mujeres que los cometidos por ETA, el gobierno aún no reconoce la violencia machista como terrorismo machista.
Al presentar la tercera etapa de su recorrido histórico, Gemma Lienas revisó las diversas olas feministas hasta llegar al #MeToo, momento que se caracteriza por una gran contradicción: los avances innegables están acompañados de enormes retrocesos. Por ejemplo, aunque el primer ejecutivo de Pedro Sánchez estuviera compuesto por más mujeres que hombres, podemos ver cuerpos de mujeres violentados en toda la publicidad.
Llegamos así a la reacción antifeminista organizada, cuyo rasgo principal es la demanda de la autodeterminación de género: pero si se niega el sexo, se niega la subordinación de las mujeres. Si se acepta esta entelequia, inevitablemente se consolidan los estereotipos de género. La conferenciante alude al reciente artículo de la profesora de periodismo de la UAB Juana Gallego, en el que expone los lobbies empresariales que apoyan la autodeterminación de género. Añade un ejemplo de su experiencia como diputada en el Parlament de Catalunya: los correctores lingüísticos aún no admiten el lenguaje inclusivo, pero las diputadas ya no tienen baños seguros: todos los baños de las mujeres son ahora “inclusivos”, puede entrar cualquiera en ellos, pero no en los de los hombres.
Los grupos conservadores, los religiosos, los llamados “incels” (involuntariamente célibes), las corporaciones… demuestran su odio hacia las mujeres, sus derechos y su libertad, y muchos grupos combaten ahora brutalmente a las mujeres, en general, y a las feministas, en particular. El entorno de las redes sociales se encuentra entre los más hostiles y, por ejemplo, Amnistía Internacional relata en un informe cómo las mujeres se inhiben, se autocensuran y sufren ansiedad, de manera que acaban abandonando las redes. El aumento del terror sexual remata el control de las mujeres, y este no se limita a los hechos, como los perpetrados por casos como el de la Manada, sino que se revela en la profunda mentalidad machista que exhiben los jueces que han de juzgar estos delitos ante las imágenes grabadas por los violadores. Un estado de derecho que no parece serlo para las mujeres.
En este mismo sentido, Gemma Lienas advierte contra la proliferación de propuestas ultraconservadoras, abrazadas por la izquierda posmoderna, que limitan los derechos de las mujeres esgrimiendo coartadas como la educación libre basada en lo que llaman “la crianza del apego”, atando nuevamente a las mujeres a su función reproductora y en las antípodas de una crianza sana y libre entre madres y bebés que cuente con otras figuras cuidadoras.
Finalmente, Gemma Lienas incluye al final de su Derechos frágiles un decálogo de las prioridades feministas, desde la redistribución de la riqueza hasta la revisión de los cánones androcéntricos en todas las áreas de la vida, no sin dejar de reconocer el trabajo esencial de las peor pagadas, como ha puesto de relieve la situación de pandemia que estamos viviendo en los últimos meses. Para concluir su brillante y exhaustiva exposición desde los 50 sobre la fragilidad de los derechos logrados, nuestra autora evoca los versos de Emily Dickinson: “No conocemos nuestra verdadera altura hasta que nos ponemos de pie”. Así, nos exhorta: ¡En pie, juntas, no dejemos que el neoliberalismo nos divida!
Escrito por Sílvia Carrasco.
Podéis ver la sesión completa aquí: