El pasado 26 de junio nos reunimos unas 200 feministas de diferentes organizaciones de toda Cataluña para reivindicar la agenda feminista, denunciar la pasividad de las instituciones ante los más de 50 feminicidios que llevamos este año y poner el foco en la distopía que supone la aprobación de las leyes de autodeterminación del sexo registral. Esta concentración se ha realizado en el marco de una convocatoria estatal coordinada por la Confluencia del Movimiento Feminista y bajo el lema “Los feminicidas no se equivocan de sexo”, entre otros.
Las concentraciones y acciones a favor de la agenda feminista y contra las leyes trans se han convocado en las siguientes ciudades: Almería, Barcelona, Gijón, Las Palmas de Gran Canaria, Granada, Málaga, Madrid, Murcia, Ponferrada, Santander, Sevilla, Vigo, Valencia y Vitoria-Gasteiz. En todas se ha hecho hincapié en el aumento de los feminicidios y se ha denunciado que no sea una prioridad ni para el gobierno ni, especialmente, para el Ministerio de Igualdad. Es flagrante también la indiferencia mostrada con las mujeres que sufren explotación sexual y reproductiva en este país, el primero de Europa en consumo de prostitución. El Ministerio de Igualdad se ha negado de forma sistemática a reunirse y escuchar al movimiento feminista que le plantea herramientas para solucionar estos problemas, como es el caso de la Ley Orgánica Abolicionista del Sistema Prostitucional (LOASP) redactada por las compañeras de la Plataforma Abolición Prostitución (que reúne a más de 200 asociaciones adheridas). Tampoco se han atendido las reivindicaciones de las organizaciones feministas sobre el peligro real que suponen las leyes de autodeterminación de sexo registral tanto para la infancia y para los derechos de las mujeres basados en el sexo como para las personas homosexuales.
El movimiento feminista siempre ha sido serio y comprometido en sus convocatorias. El permiso de ocupación de vía pública en Barcelona se solicitó con 20 días de antelación, tal y como la normativa exige. Debido a que no es la primera vez que se convocan contramanifestaciones ilegales, Feministes de Catalunya se ocupa de tener un “equipo de seguridad” en cada una de sus convocatorias, que se encarga de vigilar y avisar en caso de necesidad a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, procurando siempre la protección de las personas que acuden a nuestras concentraciones. El 26 de junio del pasado año ya sufrimos agresiones verbales, intentos de agresiones físicas y persecuciones. Las feministas llevamos más de 300 años luchando contra el patriarcado, no nos asustan las amenazas, pero el acoso, la violencia verbal y la amenaza de violencia física buscan claramente desmovilizar y desmotivar a las mujeres que ejercen su derecho a la libre manifestación.
Desde que publicamos en redes sociales la celebración de esta última concentración en la plaça Sant Jaume, nos llegaron noticias de varias convocatorias de contramanifestaciones por colectivos transactivistas. El pasado 16 de mayo un grupo de personas amenazó con quemar, con los asistentes dentro, la librería donde se presentaba el libro Nadie nace en un cuerpo equivocado, de José Errasti y Marino Pérez, acto conducido por nuestra presidenta Sílvia Carrasco en La Casa del Libro de Barcelona. Ya allí asumimos con certeza que estas contramanifestaciones ilegales podían suponer un peligro real para las mujeres que quisieran asistir a la concentración del 26 de junio. Así que pusimos en conocimiento del cuerpo de Mossos d’Esquadra estas amenazas con suficiente antelación para que sus efectivos pudieran prepararse.
Alrededor de las 11h de la mañana del día 26 de junio, fuimos llegando a la plaça Sant Jaume varias mujeres organizadoras de la concentración con todo el material necesario. Nos dimos cuenta de que ya nos esperaban los transactivistas en pequeños grupos dispersados por la plaza.
A las 12h, cuando comenzaba el evento, extendimos en el suelo, ante la puerta del Ayuntamiento, las pancartas de las asociaciones convocantes, una sábana donde se iba a realizar una acción con las asistentes y una línea con pequeños carteles con todos los nombres de las mujeres asesinadas víctimas de violencia machista este año. En ese momento el número de individuos creció exponencialmente y se agruparon justo delante de la concentración que legalmente teníamos convocada. Comenzaron intimidando a las asistentes con gritos, silbidos, burlas y provocaciones, interfiriendo en el desarrollo de la concentración. Dado que las fuerzas policiales no intervenían, nos vimos obligadas a colocar la línea de nombres en el suelo, justo delante de las pancartas, tratando de delimitar el espacio y de proteger a las mujeres asistentes. Varias de las componentes del equipo de seguridad se acercaron a este grupo con la intención de calmar el ambiente y hacerles entender que estaban entorpeciendo el desarrollo del derecho fundamental de concentración y manifestación, sin que atendieran en ningún caso a nuestras peticiones. En ese mismo momento, otras de las componentes fueron a avisar a los equipos de Mossos que estaban en la entrada de la plaza, pero estos decidieron no intervenir.
Durante alrededor de una hora desde el comienzo del acto, en el que las asistentes marcaban con pintura roja sus manos en una sábana en recuerdo de las mujeres asesinadas y en repulsa por los asesinatos machistas, estos grupos de transactivistas no dejaron de interrumpir el acto, estropeando nuestro material, pisando y derramando agua sobre la línea que habíamos colocado con los nombres de las mujeres asesinadas e impidiendo que se leyera el manifiesto preparado.
Reclamamos con insistencia la protección policial durante una hora, sin embargo, uno de los coordinadores nos advirtió, en palabras literales, “seamos realistas, para actuar contra ellos en un caso así tienen que armarla muy gorda”. Solo cuando comenzaron a pisar y romper nuestro material, el cuerpo de Mossos d’Esquadra creó un cordón policial para protegernos. Esto, sin embargo, no supuso que pudiéramos desarrollar con libertad nuestro derecho a la libre manifestación. A pesar de haber cumplido con todos los requerimientos legales, sorprende que no se proteja el libre desarrollo de concentración pacífica y la libertad de expresión.
Llama la atención que las fuerzas policiales no disuelvan estas contramanifestaciones ilegales ni requieran la documentación a personas que ya han cometido estos hechos previamente y que se permita la provocación y persecución constante de las feministas. Las acciones cometidas por estas personas violaron claramente el art. 74 bis de la Ordenanza de medidas para fomentar y garantizar la convivencia ciudadana en el espacio público de Barcelona (Acuerdo del Consejo Plenario de 23-12-2005), paseándose desnudos ante el cuerpo policial, que en ningún caso disuadió ni requirió documentación a quienes pasaron al menos dos horas delante de la concentración sin ropa, increpando a las asistentes, entre las que había también menores de edad. Ni siquiera intervino la Policía cuando un conocido miembro del grupo de transactivistas exhibió impunemente a modo de bandera una camiseta con un mensaje incitando claramente a la violencia contra las mujeres, «asesina a una feminista radical» (kill the terf), o cuando el grupo coreaba alegremente «abolo (mujer abolicionista) muerta, abono pa mi huerta”. Nunca, nunca, las feministas hemos deseado la muerte a nadie. Nunca se oirá ni se verá en una concentración feminista un eslogan como ese. Sin embargo, nos acusan de fobias inexistentes mientras se normaliza, se banaliza y se tolera la misoginia transgenerista que incita a asesinar mujeres.
Esta misma Ordenanza dispone en el art. 18 que cuando las conductas contrarias a la dignidad de las personas o discriminatorias puedan ser constitutivas de ilícitos penales, los agentes de la autoridad lo pondrán en conocimiento de la autoridad judicial competente. Sin embargo, no tenemos ninguna constancia de que los agentes hayan puesto en conocimiento de las autoridades esa perturbación del legítimo derecho a reunión y manifestación. Y, por otra parte, no deja de sorprender su pasividad ante las conductas exhibicionistas y obscenas supuestamente transgresoras de que hicieron gala los contramanifestantes ante nosotras y delante de todas las personas, menores incluidos, que estaban en ese momento en la vía pública.
Al término de la concentración, mientras esperábamos que los contramanifestantes se disolvieran y que la Policía nos escoltara hasta la boca de metro más cercana, un grupo reducido de ellos se dedicó a retirar entre sonoras carcajadas las pinzas que mantenían unidos los nombres de las mujeres asesinadas para que se los llevara el viento y no quedara de ellas ni la memoria.
Se está utilizando un nuevo sistema de censura contra las legítimas reivindicaciones del Movimiento Feminista: grupúsculos que increpan, insultan, agreden e impiden el libre ejercicio de manifestación, así como de la libertad de expresión, con la connivencia de las instituciones que, en lugar de protegernos, alientan y protegen a los alborotadores, dándonos como única opción desconvocar nuestras acciones. De hecho, en los últimos actos en los que hemos necesitado protección policial, en vez de disolver a estos grupos alborotadores lo único que se ha hecho ha sido acompañar a las mujeres asistentes a la concentración para que salieran con seguridad para evitar persecuciones como las sufridas los últimos 6 y 8 de marzo en Barcelona, 10 de diciembre en Girona o 26 de junio de 2021 también en Barcelona.
Reivindicamos que estos hechos salgan a la luz, que se vean reflejados en los medios de comunicación, que permanecen impasibles ante situaciones tan graves sin cumplir con su misión informativa plural a pesar de estar convocados en cada ocasión, y que las instituciones actúen ante quienes conculcan los derechos fundamentales de libertad de expresión, manifestación y concentración de las mujeres feministas.
No queremos mártires. No queremos tener que decir que ya habíamos advertido de la espiral de violencia que estábamos sufriendo. Queremos que se escuchen nuestros argumentos ahora, no queremos ser noticia por ser víctimas, luchamos para que ser víctima nunca más tenga que ser el destino de las mujeres.