Comunicado de Feministes de Catalunya frente a la agresión sufrida en La casa del libro por parte de transactivistas
El 16 de mayo de 2022, sí, del año 2022, tuvimos que ser evacuadas por la policía de la presentación del libro “Nadie nace en un cuerpo equivocado”, de José Errasti y Marino Pérez, que contaba con la intervención de nuestra presidenta, Sílvia Carrasco.
Horas antes ya se habían organizado dos boicots, uno exterior y uno interior, por eso se tuvo que reforzar la seguridad del local para poder proteger a las asistentes. Después de que las compañeras fueran amenazadas -incluso con quemar la librería con ellas dentro-, agredidas y asediadas por una concentración transactivista y violenta, el acto tuvo que suspenderse antes de empezar el debate. Seguidamente, la prensa se posicionó rápidamente junto a los violentos («Los mossos cargan contra activistas LGTBI en una protesta contra un libro tránsfobo» – El Periódico), tergiversando totalmente los hechos. Después supimos que las librerías Abacus y La Central se negaban a vender el libro.
Acabada la crónica, procederemos a valorar estos hechos que cuesta encuadrar en el s. XXI y que recuerdan los tiempos de la Inquisición. Como si de entonces se tratara, el lobby queer despliega sus adeptos contra las herejes, las feministas, que no aceptamos sus dogmas ni sus postulados generistas. La quema de libros se ha transformado en quema de librerías, boicot y censura al libre pensamiento. Dentro de la secta no hay espacio para el debate racional ni para la argumentación lógica, sino tan sólo para el odio al propio cuerpo, la negación de la existencia del sexo y la transformación del género en una identidad a validar, basada en el sexismo más tradicional.
Por eso este libro amenaza los principios del pensamiento queer. Se trata de un libro que promueve la estima al propio cuerpo (ver las reseñas de Sílvia Carrasco y de Laura Freixas), y que certifica lo que la biología hace innegable: nadie nace en un cuerpo equivocado. No es el cuerpo, sino el género, la causa del malestar. No hay una identidad innata atrapada en un cuerpo equivocado, hay una construcción social, el género, que otorga roles distintos a hombres y mujeres. La feminidad es lo que hay que abolir, la idea de que una mujer lo es porque es femenina es lo que realmente hay que combatir. Reafirmar el género como identidad en lugar de como opresión significa oponerse al movimiento feminista. Reforzar los roles de género vendiendo la idea de que uno puede escoger su opresión es, aparte de una incoherencia, una falsa esperanza que se vende a las mujeres para enriquecer los bolsillos del lobby. No nos dejemos engañar, el feminismo es abolicionista del género y el resto es antifeminismo.
Ésta no es la primera vez que vemos transactivistas agrediendo a feministas aunque los medios no informen. Es lo que pasa cada 8M, es el tema recurrente en las aulas (últimamente en el caso de Juana Gallego) y es el linchamiento constante en las redes sociales (por ejemplo, JK Rowling, sólo hay que ver los testimonios del último Congreso de Dofemco). Vuelve la caza de brujas, vuelven los despidos y el boicot hacia las mujeres que cuestionan el dogma. Regresa la violencia para esquivar el debate y retorna la santa inquisición.
Y como antes, nos opondremos, las feministas seremos la resistencia y volveremos a ser las brujas que no podrán quemar. Si volvemos atrás, volveremos a ganar.